sábado, 17 de noviembre de 2012

Soy feliz contigo



Nunca olvides lo que es verdaderamente importante.
Nunca olvides lo que te costó llegar. Lo que trabajaste para ello.
Nunca olvides el dolor de una herida, para no volver a tener que sentirla.




Acabo de recibir la visita del propietario de mi piso que venía con su mujer y con una pareja de jóvenes, puesto que mi propietario desea vender el edificio debido a problemas personales que me ha contado su mujer. Ella en su precioso euskera de Iparralde y yo en el mio. No tengo euskalki, hahahah.

Nuestras historias se parecen. Se me ha removido algo por dentro.
Es lo que quizá diga demasiado pero es así de real, que las cosas y las circunstancias de un momento a otro no son las mismas. Todo ha cambiado y el rico ahora es pobre; el hijo ahora es huérfano; la mujer ahora es viuda; el jefe ahora está en juicio.

Es por ello muy importante no hacer juicios de valor antes de conocer verdaderamente a la persona. No es fácil, porque en la gran mayoría de ocasiones no tenemos ni la posibilidad de conocer a ese que está en frente. 
No debemos nunca olvida de donde venimos; nunca olvidar lo que es verdaderamente importante. Demasiadas veces nos quedamos en la superficie, en lo inocuo, en lo sin-valor alguno. Y luego al recapacitar nos damos cuenta de la tontería hecha, de la piel supérflua que nos ha vestido durante un momento.

Creo que es un trabajo a realizar cada día el repetirse a uno mismo que se deje de "ostias" y que vaya a lo verdaderamente importante (para cada individuo será una cosa y tendrá una meta distinta; y por su puesto en un mismo individuo la meta no siempre será la misma, dependerá del momento).

Es mi filosofía de vida, aún no perfectamente pulida, pero que me ha ayudado y me ayuda a conseguir lo que deseo y a ser más feliz día a día por haber conseguido hacer desaparecer de la lista de "problemas" o "cosas  primordiales", meras chorradas.

Os animos pues a que penséis en aquello que es verdaderamente importante para vosotros y que lo tengáis muy presente, siempre presente y nunca olvidado.
Y disfrutad de los detalles de cada dia, que aunque muchas veces no se perciben, cuando  no los tienes te mueres de morriña.



Os quiero. De verdad.

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