martes, 24 de enero de 2012

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Capital del 64

Hoy el día me ha costado 14,40 euros de peaje, un mareo por una alta tensión buena y una llamada de atención de parte del propietario de mi piso porque el vecino asocial que escucha canciones monorítmicas dice que hago mucho ruido... Él no se escucha ¿no?
¿Qué culpa tendré yo de que su curro esté a 200km y que el edificio esté tan insonorizado como una puerta abierta? Si no puedo invitar a amigos de vez en cuando a mi casa, ¿cuál es el interés de vivir en ella?


En fin, me parece exagerada su actitud tan poco comprensiva. ¡Qué estábamos 4 hablando sentados en el sofá y con Coldplay bajito! Eso molesta la ostia, como vivir en el segundo piso de la Zul.

La verdad que me han puesto de muy mal café, pero hay personas tan intransigentes que no escuchan su batería, pero sí mi "Viva la vida" a 25 en la escalita del volumen del ordenador.

Tras mi introducción rabiosa, os cuento el porqué de mi título. Esta mañana he estado en Pau, la capital de los Pyrénées Atlantiques, Pirineos Atlánticos. La verdad que esta villa de unos 80.000 habitantes es feeta, gris y llena de abuelitos.

El creador de la revista mensual para la que tenía una entrevista de trabajo me ha citado en una tasca bastante cutre del centro de la ciudad, pero con un ambiente familiar de esos que ya no se ven, y hemos comido ¡¡como reyes!!. Como si fuera la abuela la que hubiera hecho la comida.

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